Mi plaza de la Magdalena

lunes, 29 de noviembre de 2010

A Lucas

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Ya falta menos para comerte a besos chiquitín.
¿Sabes que llegas como lluvia en Abril, verdad?
Primer nieto y primer sobrino por los cuatro costados.
Y algo muy importante, primer bisnieto del caballero jarote.
Todo un lujo pequeñín.

Ya hasta vi tu carita en sueños y eras precioso,
pero qué duda cabe que tú eres mucho más
bonito que ese sueño.

Supongo que no existe nada más emocionante
que oir decirte mamá por primera vez,
pero estoy deseando experimentar lo que se siente
al escuchar la palabra abuela, dirigida a mí.
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jueves, 25 de noviembre de 2010

I N G E N U I D A D

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Sencillamente me apetecía recordarla

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Naciste conmigo, me acompañaste en la niñez.
Para mi asombro continuaste creciendo a la par mía.
Yo creía que tu habías nacido adulta
y que a medida que yo creciera,
tu te harías más pequeña hasta desaparecer un día.

Pero no fue así.
Y fuiste en mi adolescencia y juventud,
alegre aliada en felices momentos de ilusión.
Pero muy pesada carga,
en otros de desilusión y desencanto.
Aquellos en los que también yo, hubiera querido gritar a todo pulmón:
"¡Que las mentiras, parezcan mentiras!"

Aún hoy, cuando creía estar viviendo
"esa segunda inocencia que da el no creer en nada",
que diría el poeta, he descubierto que sigues ahí,
a mi lado como siempre, como mi sombra.

Intuyo que así será hasta el final de mis días.
Por eso, amiga mía,
hasta que llegue ese momento,
vivamos y alimentémonos
de seguir creyendo.

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domingo, 14 de noviembre de 2010

Las esperas de Penélope

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Por cada plomiza tarde, una nueva Penélope
ocupa un banco en el andén de alguna estación.
Y espera, en vano, el tren con destino a la felicidad
que, cargado de sueños e ilusiones, nunca llegará.


No llegará, porque ese tren
realiza su recorrido una sola vez
y ella lo dejó pasar.


Pero "pobre infeliz" ella seguirá esperándolo,
"con sus ojos llenitos de ayer",
sentada en su "banco de pino verde".
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