Mi plaza de la Magdalena

sábado, 2 de enero de 2010

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Un año nuevo, una nueva década, un nuevo espacio por rellenar como si del bloc de un escolar a principio de curso se tratase, con las tareas de trescientos sesenta y cinco nuevos días.

Un nuevo ciclo que comienza y en el que como novedad espero:

Que los recuerdos no enturbien el presente
y nos permitan ver el futuro con claridad.

Que los espejos dejen de reflejar sólo el disfraz con el que cada alma se nos muestra

y podamos disfrutar su verdadero aspecto.

Que a pesar del mal tiempo y las malas hierbas,
cada primavera haga brotar rosas blancas.

Que al parar en cada estación mi tren
a través de mi ventanilla, yo las vea.

Que otra rosa, la de los vientos, decida al fin girar sus puntos,
para que enfrenten sus miradas y no su odio.

Que la plaza de mi infancia y mi visión de ella tras el cristal
un día de lluvia, permanezca siempre en mi recuerdo.

Que aquella playa siga bañando de sol y refrescando
aquel mi querido trozo de arena.

Que mis alegrías sean también vuestras,
que mis penas sólo mías.

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