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Un año nuevo, una nueva década, un nuevo espacio por rellenar como si del bloc de un escolar a principio de curso se tratase, con las tareas de trescientos sesenta y cinco nuevos días.
Un nuevo ciclo que comienza y en el que como novedad espero:
Que los recuerdos no enturbien el presente
y nos permitan ver el futuro con claridad.
Que los espejos dejen de reflejar sólo el disfraz con el que cada alma se nos muestra
y podamos disfrutar su verdadero aspecto.
Que a pesar del mal tiempo y las malas hierbas,
cada primavera haga brotar rosas blancas.
Que al parar en cada estación mi tren
a través de mi ventanilla, yo las vea.
Que otra rosa, la de los vientos, decida al fin girar sus puntos,
para que enfrenten sus miradas y no su odio.
Que la plaza de mi infancia y mi visión de ella tras el cristal
un día de lluvia, permanezca siempre en mi recuerdo.
Que aquella playa siga bañando de sol y refrescando
aquel mi querido trozo de arena.
Que mis alegrías sean también vuestras,
que mis penas sólo mías.
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