Mi plaza de la Magdalena

miércoles, 4 de agosto de 2010

Calles de Ciudad Jardín

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Corría el verano de 1.966;
entre inocentes risas, cómplices y ruborosas miradas
y esa ingenua alegría característica de la poca edad;
nuestra agónica adolescencia,
daba paso a una fogosa juventud,
que rebosante de hormonas y sueños,
nos brotaba por cada poro
de nuestra inmadura y lozana piel.

Primera y furtiva pandilla mixta,
primer enamoramiento;
primeras ilusiones… y desilusiones.

Como banda sonora el “Black is black” de Los Bravos,
“Un sorbito de champagne” de Los Brincos
o el “Hilo de seda” de Los Pekenikes
y cómo no “Yellow submarine” de The Beatles,
sin olvidar a “Juanita Banana” de Luis Aguilé.

En los guateques Frank Sinatra, The Mamas and the Papas,
The Beach Boys, el Dúo Dinámico, Salvatore Adamo y Rafael,
por nombrar algunos, pugnaban por colocar sus vinilos bajo la aguja del tocadiscos.

Nocturnos e interminables paseos diarios,
-“por esta calle no pasamos, que es por donde vuelve mi padre del trabajo”-;
calle de la Iglesia, Siete de Mayo, Infanta Doña María,
Avenida de Medina Azahara con su precioso bulevar
y su decimonónica Facultad de Veterinaria.

De las ventanas, abiertas de par en par en espera de que entrase
el más mínimo soplo de viento que refrescara el hogar,
salían las sintonías de “El Fugitivo” o “El agente de C.I.P.O.L.,
junto al aroma entremezclado de apetitosas cenas.

Cine Albéniz, bajo su techo de estrellas y con el chirriar de fondo
de sus sillas de anea, disfrutamos de cientos de historias
y de su refrescante y oscura intimidad.

Son muchos los años transcurridos,
pero cada mañana al recorreros
compruebo que la solera de vuestro entramado,
conserva aun el recuerdo intacto de aquellos olores,
sonidos y de todas las sensaciones vividas
con mis recién estrenados catorce años.

Por haberme evocado algo tan entrañable
que había quedado muy al fondo de mi memoria,
gracias, … calles de Ciudad Jardín.
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